13/11/09

Día -2

Después de mucho tiempo sin hacerlo, vuelvo a viajar. Y lo hago de la manera que más me gusta. Sin estar atado a viajes organizados, excursiones programadas, visitas guiadas, hoteles y restaurantes elegidos por otros y a compañeros de viaje con los que no se termina de sintonizar.

Y no es que esté en contra de ese tipo de viajes porque reconozco que, a veces, es una opción cómoda para ver el mayor numero de cosas en el menor tiempo posible, tan solo es que, en esta ocasión, me apetecía la idea de no depender de nada ni de nadie.

Mucho tiempo sin viajar así. Casi 10 años. La edad que tienen mis hijas. Cuando nacieron ya sabía que una parte de mi vida se tenía que reajustar y que, entre otras cosas, esos viajes sin planificar iban a pasar a segundo plano, como así fue.

Ahora que las circunstancias han cambiado, es el momento de volver a repetir los viajes sin rumbo definido. De encontrarme con otra gente que viaja igual que yo. De perder el tiempo sentado en cualquier sitio y saber que no hay que estar de vuelta a una hora concreta porque me esperan para ir a visitar otro monumento, para ir a cenar, o para regresar al hotel.

He estado buscando destino durante varios días condicionado, sobre todo, por el precio del billete de avión. Me daba igual ir hacia el este o hacia el oeste, hacia el norte o hacia el sur. Hay tantas cosas por ver y tantas por disfrutar que incluso cualquier viaje por España habría estado bien. Pero la verdad es que el irme lejos me atría para sentir de nuevo esas sensaciones tan distintas que se tienen cuando viajas a otra parte del planeta, sensaciones producidas por la diversidad de olores, de sabores, de tonos de luz, de costumbres, de clima, de música y de tantas y tantas otras cosas.

Después de mucho rebuscar por todas las páginas del mundo mundial de venta de billetes baratos de avión, que por cierto, de baratos tampoco tienen nada, y cuando ya pensaba que era imposible encontrar algún chollo, me acordé de una tarjeta que usaba hace tiempo y en la que se acumulaban puntos por uso. Casi 65.000 puntos. Así que me puse a echar cuentas y a calcular a cuentos puntos de Iberia equivaldrían y me encontré, de pronto, con la solución a mi búsqueda. Tenía puntos suficientes para un vuelo trasnoceánico, ahí es nada. La única pega, porque alguna hay que poner, es que solo me valían para cualquiera de los destinos a los que vuela Iberia. Difícil decisión cuando te lo ponen tan fácil así que, haciendo un gran esfuerzo de concentración, me decidí por Perú. La idea de ir a Cuzco y ver la zona de Machu Pichu tuvo mucho que ver en mi decisión.


Así que ya está. Ya tengo el billete confirmado y estamos casi a viernes. Lo mejor de todo es que a, dos días del viaje, aun no he preparado nada salvo mi pasaparte y una guia de Perú, la de Lonely Planet, que he conseguido por aquello de documentarte con algo. Tampoco tengo mucho que preparar porque viajando como quiero hacerlo es mejor ir ligero de equipaje. En un viaje a Cuba, en el me "limpiaron" todas las maletas constaté lo superfluas que son la mayor parte de cosas que acarreamos de un sitio a otro cuando vamos de turistas. 

Bueno, pues ya estamos a viernes. Son las cero horas y dos minutos así que ya estoy en el día menos dos y ha llegado el momento de publicar esto. Espero que pueda seguir haciéndolo una vez que esté por aquellos mundos.

1 comentario:

  1. Hola Eu!!!! Me encanta las descripciones que haces, aunque no he estado nunca en Perú (algún día espero ir) me trasmites tus sensanciones que haces mías y lo disfrutoooooooooo casiiiiiiiii!!!! como si estuviera allí... Sigue contando por favor......es una delicia seguirte.

    ResponderEliminar