16/11/09

Por fin. Salida y llegada.

Como era de suponer, el equipaje lo terminé ya de madrugada del domingo. Unas pocas horas antes de tener que salir para el aeropuerto. Total, para lo que pensaba llevar, no tenía que dedicarle mucho tiempo. Y francamente me he sorprendido cuando, al factuarlo en el aeropuerto, he visto que solo pesaba 12 kilos. Justo en ese momento me he dado cuenta que, a lo mejor, me había dejado más de la mitad de las cosas que me iban a hacer falta. Pero bueno, ya no tiene remedio así que ya me apañaré. Lo que tengo claro es que llevo mucho de lo que más necesito y que son las ganas de ver, de conocer, de disfrutar, así que espero que los demás me sobre.

Es sorprendete la precisión milimétrica que se respira en un avión. Todo colocadito, todo en su sitio, todo muy organizado,  Y esa organización ya se respira desde el momento en el que se accede a la zona de embarque. Todos en fila de a uno, con la tarjeta de embarque en una mano y la dichosa bandeja donde hay que dejar hasta los zapatos en la otra, pasando por el arco detector y dándole las gracias al vigilante por no hacernos quitar hasta las muelas. Tan solo, y para rozar la perfección, solo le has faltado clasificarnos por raza, sexo y, por qué no, estatura.

Luego otra fila para, también de a uno, pero esta algo más clasista, para embarcar, y digo clasista porque los que van en preferente, como pagan más, entran por la puerta grande y sin esperar. En fin, lo de siempre, el poder del dinero.

El vuelo ha durado unas doce horas y en ese tiempo hay tiempo para todo, hasta para pensar. Y venía pensando, entre otras cosas, de donde sacan sitio para guardar toda la comida que nos han puesto.  Porque nos han dado de comer tres veces y eso multiplicado por los doscientos y pico que caben en un avión de esos, son muchos menus a guardar. Y he llegado a la conclusión que el sitio lo sacan a base de quitárselo a los asientos, porque mira que son justitos de tamaño y si encima te tocan al lado y delante, como a mi me ha pasado,  otros pasajeros con más envergadura, y me refiero a la talla, resulta que te tiras doce horas medio encogido y casi sin sitio para poner un libro. El respaldo del de delante, que encima ha venido todo el vuelo repachingado, lo tenía a diez centímetros de mi nariz.

He llagado de noche, a las 7 de la tarde, hora local y después de rellenar dos formularios, uno con mis datos, que supongo que será por si me da por quedarme aquí para que me busquen, y otro con las cosas que metes en el pais por si tratas de importar algo sin pagar impuestos, me han sellado el pasaporte y he salido a por mi exiguo equipaje. Y cuando piensas que ya puedes salir corriendo con el equipaje en la mano, pues es que no. Te toca realizar la última prueba. Hay un pulsador que tienes que accionar antes de poder salir. Si se pone azul, pasas sin problemas. Si se pone rojo, pues te toca pasar por otro escaner e, incluso abrir todo el equipaje. Y sí, a mi me ha tocado el rojo y he tenido que darme una vueltecilla por el escaner. Al menos me he librado de tener que deshacer mi macutito.

Ya en la salida había una multitud esperando y he pensado, "joder, quien ha avisado a los singles de Lima que venía?" y yo tan contento. Hasta que he salido de mi error porque no esperaban por mí sino por Raphael, si, si, Raphael, el cantante español que ha venido en mi mismo vuelo, bueno, al menos eso creo porque yo no le he visto aunque imagino que es de los que van en preferente.

Asi, desilusionado por saber que ese tumulto no era por mi, he buscado un taxi para llegar al hotel porque, como era de noche, no me fiaba mucho de irme en autobús. Un recorrido de poco menos de una hora y eso que no había tráfico, según me ha comentado el conductor

En fin, son las once y cuarto de la noche, hora de aquí. Seis horas menos que en España y ya es hora de descansar que, desde que salí de mi casa a eso de las ocho y algo, ya está bien.

Mañana, más y mejor.

3 comentarios:

  1. Eugenio!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!! Me declaro fan número 1, que ya espero la próxima entrega, lo malo es que me encantaría respirar ese ambiente. Cuando piso un aeropuerto...... buf!!!! qué de sensaciones vienen a mí!!!!!!
    Melena

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  2. Ole, Ole y Ole!, qué Rafael ni que ná. Al que tenían que hacer la ola en el aeropuerto es a ti. Que sana envidia me das amigo, que ilusión poder seguir tu viaje a través de este blog y de poder imaginarnos tu viaje. Lola y yo ayer hablábamos de irnos a la Toscana a renovarnos por dentro pero como nos va a ser imposible haremos el viaje a Perú a través de ti.
    Disfruta de cada momento, tómate tu tiempo y conociéndote seguro que esta será una experiencia maravillosa ¡te la mereces!
    Un beso y un abrazo de oso grande, grande!

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  3. Ya estas en Peru!!
    Jo que lejos¡¡
    ya he leido que ha sido un poco incomodo y tantas horas, ahora a patearse todo.
    Disfruta
    un beso
    Lola

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